Las comunidades indígenas, en general, tienen dentro de su organigrama político una figura espiritual como principal autoridad. En el caso nuestro, los Arhuacos, esta figura es la del “Mamu” nuestra primera autoridad espiritual y política. Quienes llevan en sus hombros la transcendental tarea de mantener el equilibrio, la guía y fortalecimiento de los saberes ancestrales, el orden natural, la salud espiritual en el territorio y en los demás miembros de la comunidad.
El camino que se debe recorre para ser un guía espiritual inicia durante los primeros años de vida, y esta elección ocurre de acuerdo con la guía dada por los ancestros y Mamus mayores en comunidad. El proceso de aprendizaje se enfoca en la comprensión de los mensajes implícitos en todos los elementos de la naturaleza, en la comprensión del lenguaje no verbal de todos los seres que nos rodean con los cuales es necesario mantener un balance energético. El tiempo destinado para lograr este status es prolongado, en general se tarda más de 1 década para que un nuevo Mamu sea consolidado y empiece con tareas menores en su Kankurwa o templo sagrado en compañía de sus maestros. Un Mamu mayor puede tener a su cargo varios aprendices.
Además de lo ya mencionado, un Mamu es un consejero para su comunidad, un orientador en la toma de decisiones y la resolución de conflictos, siempre es escuchado el mensaje que a través de él nos envía la madre, en cualquiera de estas decisiones la palabra que concluye es la del sabio que guía espiritualmente a la comunidad.