Nuestros productos como resultado de trabajo y pasión

Ya hemos descrito con anterioridad algunas de las múltiples condiciones socio-económicas, inseguridad alimentaria y de precarios acceso a servicios de salud que enfrentan las comunidades indígenas que los sitúa como poblaciones altamente vulnerables a múltiples enfermedades especialmente, aquellas causadas por agentes contagiosos como el SARS-CoV-2 causante de la actual pandemia del COVID-19.   

En reportes generados por organizaciones indígenas como el FILAC y la ONIC que sustentan esta situación. En ellos se ha alertado sobre el riesgo y los graves e irreparables impactos de la pandemia en especial para aquellos grupos con pocos integrantes y para los que permanecen en aislamiento voluntario, siendo una posible consecuencia el exterminio físico de estos pueblos. No obstante, muchas comunidades han tomado acciones concretas frente a la pandemia. Campañas informativas al interior de los territorios para prevenir los contagios, medidas de aislamiento que incluye el cierre de los accesos a particulares y muy importante el uso de la medicina tradicional en el manejo de la enfermedad.

Estas acciones son claves, necesarias y con seguridad han permitido a las comunidades mantener los contagios a raya. Sin embargo, cuando se detalla a profundidad aspectos relacionados con la seguridad alimentaria, el acceso a la educación y el acceso a servicios básicos de salud existe una grave crisis desatendida al interior de los territorios. El cierre de las fronteras ha ahondado en la fragilidad de los sistemas de alimentación de las comunidades y en la escasez de medios económicos para la comercialización de sus productos agrícolas y artesanías. La educación prácticamente ha desaparecido por la ausencia de conectividad y la ausencia de adecuados sistemas de salud que además no tienen acciones conjuntas entre la medicina occidental y los saberes, la medicina tradicional indígena y los recursos locales. La pandemia no solo ha impactado de esta forma también ha dejado muchas comunidades sin grandes líderes y sabios que han partido prematuramente dejando luchas inconclusas. Es necesario, en aras de evitar que las peores consecuencias ocurran en las comunidades que se establezcan mecanismos eficientes de trabajo entre las diferentes autoridades. Que se trabaje por garantizar los derechos fundamentales de los niños, el derecho a la educación, el derecho a la salud. Que se generen estrategias de economías compatibles culturalmente. Es decir, en materia de prevención y ayuda todo está por hacerse aun.

 Los productos agrícolas sembrados o cosechados directamente del bosques tienen un significado especial para las comunidades indígenas, estos representan un vínculo con el territorio, sus prácticas ancestrales y saberes culturales. La miel es uno de estos producto, quien por décadas ha estado profundamente ligada a la medicina ancestral indígena y su uso va más allá como alimento espiritual.

En la actualidad, la miel se está trabajando en mayor medida en algunas comunidades indígenas con el fin de comercializarla a un precio justo. Esto ha permitido la creación de puentes de conocimientos ancestrales y técnicos y el desarrollo de proyectos de apicultura con una connotación cultural y sostenible en los territorios sagrados.

Despensa de la Sierra, ha desarrollado por 3 años este tipo de proyectos interculturales, y espacios de cooperación en la parte baja de la SNSM, específicamente en áreas del bosque seco tropical. Estas mieles tienen características únicas dada la variedad de especies de flores a las que tienen acceso las abejas para la elaboración de la miel, la cera, la jalea, el polen o propóleo. En forma resumida, este proyecto ha sido establecido lejos de la comunidad, para evitar perturbaciones a las abejas, ha crecido paulatinamente y ha sido clave en la reforestación de áreas con alto impacto por la tala y la agricultura en monocultivos.

Este proyecto ha permitido también, valorizar los conocimientos ancestrales alrededor de la apicultura y sobre todo brinda opciones de mejorarla calidad de vida de muchas persona en la comunidad sin que ello implique salir del territorio, crear canales de comercio directo y justo y poder reafirmar la apropiación del bosque y su sabiduría como fuente importante de identidad.

La economía indígena ha estado relegada por décadas a pequeñas actividades de trueques DESIGUALES de sus artesanías y en el mejor de los casos la comercialización local de algunos productos agrícolas. Los imaginarios coloniales que por década han encasillado a las comunidades en figuras de servidumbre persisten en la actualidad perpetuando el racismo estructural. No es coincidencia que los territorios indígenas estén siempre alejados de los centros poblados, ha sido una respuesta a la represión el huir al interior de la selva para sobrevivir.

No obstante, las comunidades indígenas se han organizado políticamente, para visibilizar sus realidades y exigir sus derechos. Así mismo, en respeto y armonía con su cosmovisión han intentado dinamizar la economía de sus territorios. Los productos agrícolas, cultivados y cosechados bajo practicas ancestrales de cultivo, tienen per se un valor agregado al ser desarrollados bajo equilibrio ambiental y social, siendo esta su única forma de vida, no una moda de marca.

En esta búsqueda de nuevas realidades, a los pueblos han llegado los proyectos productivos auspiciados por el gobierno Nacional y organizaciones privadas, los cuales suponen un avance para el cambio de estas dinámicas y de la calidad de vida de los participantes. Sin embargo, es frecuente observar que la intervención realizada es ineficaz siempre que NO se creen canales de venta directos de entre las comunidades y el consumidor final de sus productos, lo cual implica a un tercero conocido como intermediario que tiene el control de precios y ganancias. Esto mismo ocurre con los productos de artesanías. Existen organizaciones indígenas dedicadas a la organización del proceso internamente, pero hay un tercero que crea los canales.

En la actualidad existen unos ejemplos claros de organizaciones indígenas que han logrado generar canales directos de ventas. Esto ha abierto nuevas puertas y nuevas realidades para la economía indígena. Es un camino reciente. Que brinda nuevas esperanzas para los pueblos.

Despensa de la Sierra, es una de estas empresas, de integrantes indígenas, con canales directos de venta, con apoyo directo en la comunidad. En este camino sin embargo hemos descubierto muchos hincapiés que vienen desde el desconocimiento de los consumidores finales del trabajo ligado a una prenda como una mochila y el precio justo que debería recibir una mujer que dedica dos y tres meses más de 8 horas diarias de tejido. Pero, no es solo esto, existen otras organizaciones que nos exigen unos sellos verdes, solicitados por personas que no han plantado un árbol. Son las contradicciones de esta sociedad. Seguimos en este camino y esperamos que los canales cada día lleguen de forma directa a mas personas.

Las comunidades indígenas, en general, tienen dentro de su organigrama político una figura espiritual como principal autoridad. En el caso nuestro, los Arhuacos, esta figura es la del “Mamu” nuestra primera autoridad espiritual y política. Quienes llevan en sus hombros la transcendental tarea de mantener el equilibrio, la guía y fortalecimiento de los saberes ancestrales, el orden natural, la salud espiritual en el territorio y en los demás miembros de la comunidad.

El camino que se debe recorre para ser un guía espiritual inicia durante los primeros años de vida, y esta elección ocurre de acuerdo con la guía dada por los ancestros y Mamus mayores en comunidad. El proceso de aprendizaje se enfoca en la comprensión de los mensajes implícitos en todos los elementos de la naturaleza, en la comprensión del lenguaje no verbal de todos los seres que nos rodean con los cuales es necesario mantener un balance energético. El tiempo destinado para lograr este status es prolongado, en general se tarda más de 1 década para que un nuevo Mamu sea consolidado y empiece con tareas menores en su Kankurwa o templo sagrado en compañía de sus maestros. Un Mamu mayor puede tener a su cargo varios aprendices.

Además de lo ya mencionado, un Mamu es un consejero para su comunidad, un orientador en la toma de decisiones y la resolución de conflictos, siempre es escuchado el mensaje que a través de él nos envía la madre, en cualquiera de estas decisiones la palabra que concluye es la del sabio que guía espiritualmente a la comunidad. 

Las Kankurwas son espacios físicos escogidos por nuestros sabedores y ancestros en donde existe un flujo energético en dos direcciones (dejamos y recibimos). Estos espacios son diferenciales para hombres y mujeres, por su esencia misma. Cada Kankurwa tiene asignado un jefe espiritual según la “casta” de la que provenga, por lo que al interior del territorio encontramos Kankurwas de medicina tradicional, de política, de reflexión y de conciliación. Existen también, las kankurwaa mayores o de la palabra, es allí donde se celebran inician o finalizan etapas esenciales del ser humano; el nacimiento y posterior bautizo “Gunzeimuke”, el inicio de la adolescencia “munzeymuke”, y el compromiso y posterior matrimonio “jwaungo”, y la muerte “Eysa” con lo que se ratifica su sacralidad.
Además, de estos momentos ceremoniales asistimos a las kankurwas para iniciar o finalizar un ciclo, para una conciliación espiritual, para pagar espitirualmente a la madre o en especial para escuchar la palabra del “mamu” o jefe espiritual con el fin de transitar por el camino del equilibrio.

SWAKA, un lugar para pensar, es el Centro de Enseñanza que hemos creado en Jimain, zona de ampliación del resguardo Arhuaco. Este proyecto surge de un conjunto de experiencias que hemos acumulado después de largos años de trabajo en comunidad, de conocer a profundidad las necesidades de nuestras comunidades y por supuesto haberlas padecido también, junto a los conocimientos adquiridos en la academia.

El objetivo principal de SWAKA es desarrollar proyectos productivos autosustentables, en armonía ambiental, social y económica usando recursos locales que les permitan a las familias, a la comunidad recuperar la memoria agro-alimentaria de nuestro pueblo, además de generar dinamismo en la economía local, producir alimentos variados de gran aporte nutricional. En este sentido, tenemos dos pilares claves de trabajo, la Agro-acuicultura y la permaultura, ambas en completa linealidad con nuestras tradiciones

Además de los anteriores, en SWAKA buscamos proyectos que fortalezcan componentes vitales que han sufrido pérdidas con los años. Por ejemplo, recuperar nuestra flora nativa, especialmente la amenazada y que con ello vuelvan las aves, mariposas y toda la fauna asociada.

Reconstruir la memoria asociada a practicas ancestrales valiosas como el teñido con vegetales, empleando materiales nativos como el algodón criollo, para poder documentar y custodiar este conocimiento cada vez más débil.

Actualmente estamos desarrollando alrededor de siete proyectos modelos en los cuales hemos desarrollado metodologías mixtas, combinando los saberes tradicionales con los saberes académicos que se alinean y se complementan.

En este sentido SWAKA busca generar un espacio de asistencia técnica, de aprendizaje, de reconstrucción, en donde nuestra comunidad y otras comunidades puedan aprender haciendo, puedan experimentar y conocer las diferentes técnicas para desarrollar nuevas habilidades.

Estigma de la hoja de coca

Estas son dos de las historias que se pueden contar alrededor de la hoja de coca, la de árbol sagrado para los pueblos ancestrales y la de hojas de sangre para otras culturas.

La planta de coca (Erythroxylum coca) es un árbol místico en las culturas indígenas desde épocas inmemorables. Su cultivo se da esencialmente para uso en rituales espirituales, sembrándola alrededor de una “Kankurwa” que es una casa sagrada o en lugares de gran carga energética donde se realizan pagamentos. Asimismo, con fines medicinales gracias a sus amplias propiedades y para el ritual del poporo, es decir se cultiva para consumo. Lo anterior define y defiende su carácter sagrado.

El proceso de cultivo y  siembra trae un conocimiento milenario que ha sido transmitido por generaciones, para algunos puede ser sencillo colocar una semilla en la tierra, pero más allá, cada acción está estipulada por el orden espiritual. Primero un ritual de agradecimiento a la madre tierra en el momento de la siembra, y otro, para su cosecha, cuidado permanente antes del amanecer, y su recolección hecha por las manos trabajadoras de las mujeres, para ser tostado en piedras sagradas.

Para el pueblo Arhuaco, la planta de Ayu (nombre tradicional Arhuaco) se encuentra presente durante toda la vida, especialmente en los hombres. Al nacer, los abuelos dan la bienvenida al mundo, empleando las hojas como material del ritual. Los hombres, al cumplir los 18 años, reciben un permiso espiritual para masticar la hoja y hacer uso del poporo, este, se da como una manera simbólica de recibir mayores responsabilidades en la vida y como una importante manifestación de la cultura pues el acto de “poporear” se relaciona directamente con la reflexión.

Por otro lado y debido a los usos inadecuados que le ha dado la población No indígena, se ha acentuado el deterioro de los ecosistemas de la Sierra Nevada de Santa Marta y la tala de sus bosques, hasta 1.200 hectáreas se reportaron para el año 2004 al interior de este territorio sagrado. Además de la deforestación, desplazamiento, conflictos socioambientales, enfrentó a una de las regiones con alto grado de endemismos de Colombia, a fumigaciones con herbicidas como el glifosato, con todas las consecuencias ambientales y de salud pública que esto ha implicado. Todo esto ha generado pérdidas ambientales irreparables y daños a la salud de las comunidades indígenas, que han sido silenciados, encubiertos y ocultados de la luz pública. No fue hasta el 2013 a través de un fallo del Consejo de Estado el gobierno nacional suspendió las fumigaciones como principio de Precaución frente a la aspersión de glifosato en los Parques Naturales.

Estas historias deben narrarse y conocerse, unas para que trasciendan los estigmas y resignifiquen concepciones y otras para que no se siga perpetuando de manera sistemática, esas formas silenciosas de acabar con tradiciones milenarias.

Los Arhuacos son un grupo étnico milenario que habita en el Caribe Colombiano sobre una montaña costera, aislada de los Andes, conocida como Sierra Nevada de Santa Marta, SNSM. Esta región tiene un estatus único al ser la montaña más alta cercana al mar en todo el mundo, con una elevación de 5.775 metros, se conjuga con las playas del Mar Caribe y termina en imponentes picos nevados. 

Para sus habitantes nativos es una tierra sagrada considerada el corazón del mundo debido a que allí existe una energía que se irriga a el universo, para que este esté siempre en armonía. En la SNSM habitan, además de los Arhuacos, tres pueblos hermanos más: Koguis, Wiwas y Kankwamos, quienes comparten una ideología de cuidado y protección de la SNSM, coincidiendo todos en que la misión de su presencia allí es salvaguardar este territorio. 

No es descabellado pensar que la existencia de comunidades nativa en la sierra, es gracias a la geografía de este macizo montañoso que sorprendió tanto a los conquistadores como a los botánicos de épocas pasadas y actuales. Es en esta región donde los nativos han escondido por décadas sus saberes, tradiciones y cultura. Dicen los Abuelos indígenas Arhuacos que, “fueron los cerros sagrados (Kwimukunu) que nos ayudaron a permanecer y permitieron que hoy nos expresamos y reconozcamos como pueblo originario, con saberes, cultura, pensamiento y lengua propia”.

Cuentan los Mamos y abuelos Arhuacos, que los ancestros tayronas salieron del mar, ese es el origen de la ley que rige la vida. En ese entonces cuando todo era oscuridad (SEIN ZARE ZANO) Jiwu, como suele llamarse al agua del mar, era sólo una especie de espuma en donde todos los seres existían en espíritu o anugwe, en un estado de vida sin cuerpo material, viviendo sin ninguna distinción, todos eran iguales, tanto animales, plantas, rocas y demás. De las espumas del mar se originó la tierra, la cual se formó luego de aparecer la luz.

Según los Mamos cuando de las otras dimensiones, que existen en la visión ancestral, se anunció que llegaría la luz, el padre sol que vivía en el mar, se preparó para emprender un camino y ordenó que todos los seres construyeran su casa. Los seres que no lo hicieron, quedaron viviendo en la oscuridad.

El padre sol o Jwia volvió luego de mucho tiempo con la luz y fue en ese estado donde se originó lo que hoy conocemos como la ley de origen.

por esta razón es el mar considerado fuente de vida en el cual las espumas que llegan a la orilla son semillas que fecundan la tierra como un acto sagrado de creación. Es en el mar donde habita SEYKUNUMA MANKUNUMA una madre que controla todos los movimientos de la tierra como los temblores. Ella se nutre de los ríos que recorren toda la tierra para llevar alimentos, si esto no sucede la madre enfurece y puede llevarnos a todos de nuevo al mar como en un principio.

De allí que para las etnias de la sierra, esta montaña, que es reserva de la Biósfera, es una prolongación del mar y de sus seres sagrados. A la orilla de la playa está el recuerdo permanente de cómo se formó el universo, de la ruta por la cual llegaron los ancestros y por la cual retornaremos una vez nuestra misión en la tierra concluya.

Colombia es resaltada a nivel internacional por su extraordinaria biodiversidad de tipo biológica, cultural y social. En muchas de las áreas protegidas de nuestro país existe además de la diversidad ambiental diversidad cultural, al ser habitadas por grupos indígenas y afro descendientes para quienes el territorio es parte esencial de su cultura, y de la pervivencia de sus expresiones culturales. En las comunidades indígenas esta relación está fundamentada en la cosmovisión indígena, determinada por el respeto a la tierra, a quien llaman “Madre”.

En este sentido, La Sierra Nevada de Santa Marta (SNSM), localizada al norte de Colombia, descrita como la montaña costera más alta del mundo (5.775 m.s.n.m), hace parte del   sistema de áreas protegidas del país, por sus características biofísicas. Fue declarada por la UNESCO, en 1979, como “Reserva del Hombre y la Biosfera” lo cual que debe tener una adecuada conservación del medio ambiente, y promover la investigación científica y el desarrollo sostenible. Este sistema montañoso es habitado por cuatro pueblos indígenas: Arhuacos, Koguis, Kankwamos y Wiwas para quienes la SNSM es un territorio sagrado, considerado por ellos “El corazón del mundo”, al que se debe preservar y mantener en armonía.

Dentro de las características sobresalientes de la SNSM, destaca la presencia de 3 picos nevados como principal reserva hídrica para los departamentos de Cesar, Guajira y Magdalena; es un área importante para endemismos de Colombia y el mundo; ha sido, además considerado como uno de los ecosistemas más “irremplazables” en el mundo con el mayor número de especies en vía de extinción. No obstante, a pesar de la presencia de estas y otras figuras jurídicas por décadas la SNSM ha sido sobreexplotada y alterado su equilibrio natural con pérdidas importantes en  su cobertura vegetal nativa, su biodiversidad y caudal de aguas.

Es en este sentido y en aras de buscar soluciones sostenibles y de conservación de este importante territorio es que el proyecto Swaka, Centro de enseñanza, desarrolla prácticas agrosostenibles, recupera especies vegetales en vía de extinción y enseña a propios y extraños el valor de conservar el corazón del mundo.

El bosque seco tropical, amenazado por actividades de ganadería extensiva, agricultura inconsciente y minería ilegal, son ecosistemas diversos y únicos en la región.

En la Sierra Nevada, están conservados, en cierta medida, gracias a la acción de los resguardos y su regulación autónoma en materia de protección de cuencas, ríos y otros ecosistemas como los de bosque húmedo y de páramo.

Estos bosques desempeñan un papel protagónico en la regulación de los ciclos del agua, el control de la erosión de los suelos y la regulación del carbono.

Por otra parte, aporta conexiones invisibles de relacionamiento entre fauna y flora, el néctar de sus flores cada verano, permite que las abejas y otros insectos polinicen y aseguren la transmisión de genes diversos, adaptados a las condiciones locales y con ello a la salud del bosque.

Un bosque saludable se adapta mejor a los cambios causados por el calentamiento global, permite diversidad de fauna y con ello mayor riqueza biológica.

De esta manera la actividad apícola contribuye a la conservación, y a la vez a la seguridad económica, cumpliendo así el principio de sostenibilidad Arhuaco “satisfacer las necesidades de la comunidad, y que las generaciones futuras puedan hacerlo, haciendo uso de los recursos del entorno sin afectar la madre tierra”

Actividades de agroecología, permacultura y agro-parques, promovidas desde las comunidades serán las llamadas a crecer, de esta manera seguiremos disfrutando de aire limpio, agua pura y vida armónica… y por su puesto del néctar de estos bosques, convertido en miel de abejas.

Nota para retroalimentación

¿Qué oportunidades tienen estos ecosistemas con los llamados bonos de carbono?, Escríbenos en los comentarios